“Arqueología de una mentalidad colonialista que se resiste a morir”

 

Tiempo de soberanía y deconstrucción colonial

 

Se cumplen ya casi dos décadas del inicio de la revolución democrática que ha cambiado el rumbo de nuestra historia Venezolana. En este tiempo, la mayoría de pueblos de América Latina hemos dado pasos de gigantes para librarnos de la herencia de 500 años de colonialismo. En muchas de nuestras naciones, las mayorías populares han ratificado el nuevo rumbo con su voto y sus luchas. Otros países permanecen todavía bajo el control de los partidos tradicionales, incluyendo los procesos que han sido truncados por la injerencia y el carácter antidemocrático de las élites burguesas. No obstante, en todas las naciones ha retumbado el verbo creador de los pueblos, aportando a una nueva conciencia de nuestra identidad soberana y autónoma.

 

-En el campo político, sigue avanzando el esfuerzo por conquistar la plena soberanía y para liquidar las cadenas de la dependencia, mientras avanzan complementariamente las dinámicas de integración solidaria y complementaria de nuestros pueblos y economías.

 

-En el plano económico, hemos logrado en muchos casos superar el modelo neoliberal de saqueo y concentración de riqueza, y avanzamos políticas redistributivas orientadas a asegurar la dignidad de los nadie de antes, devenidos hoy día protagonistas de la historia en mayúsculas.

 

-En el terreno cultural, venimos zafándonos de 500 años de imposturas y leyendas rosas acerca de los frutos de la civilización europea, colocando en su justo lugar una historia que – ahora ya todos sabemos – es muy diferente.

 

En esa gesta descolonizadora, la labor pedagógica del Comandante Hugo Chávez y las sucesivas victorias de la revolución indígena boliviana con Evo Morales al frente, y Correa en ecuador, juegan un papel estelar. Nuestra historia reconoce los aportes sustanciales del proceso de mestizaje a nuestra identidad como pueblos, pero no sólo no elude sino que condena la realidad del genocidio continuado, el saqueo de nuestros recursos y la imposición de una cultura ajena a sangre y fuego – incluyendo la importación de millones de africanos como mano esclava y el ejercicio de explotación y supremacía por parte de los sectores de poder afines a los valores europeos.

 

Continuidad de la mentalidad colonialista y supremacista

 

Estas conquistas progresivas contrastan con la reacción, injerencia o desprecio que las elites de las potencias del norte han evidenciado hacia la pujanza del actual movimiento continental, al que muchos nos referimos, siguiendo el ejemplo del Comandante Chávez, como nuestra segunda independencia. Mediante intervenciones directas e indirectas, la injerencia política, cultural y económica orientada a enfrentar los avances de nuestros pueblos ha puesto en evidencia la continuidad de una mentalidad supremacista y colonialista entre los viejos imperios europeos y el actual imperio estadounidense.La radiografía de este momento histórico evidencia que los sectores de poder de quienes durante siglos sometieron a nuestros pueblos y se niegan a reconocer una nueva realidad que contraría su rol tradicional de matón – un papelón en que destaca especialmente la clase política española, que todavía sueña con recuperar parte del poder que el saqueo de nuestras tierras le otorgó siglos atrás. 

 

El complejo del cadáver imperial

 

Ya hace más de un cuarto de siglo, la España monárquica pretendió celebrar con fausto y soberbia los 500 años del “descubrimiento de América”. Sólo gracias a las protestas de nuestros pueblos, terminaron maquillando las ceremonias de celebración con el equívoco nombre de “Encuentro entre Dos Mundos” - un eufemismo que rechina en las entrañas de nuestra historia, pues la diferencia entre el encuentro ficticio y el atropello real es más que evidente. Poco más de una década después, el gobierno bolivariano ponía punto final a la tradición del llamado “día de la raza”, una herencia supremacista de las oligarquías españolas, designando el 12 de octubre como el día de la resistencia indígena. Esta mentalidad colonialista de sustrato supremacista sigue presente en múltiples escenarios de la vida política y cultural española, aún a pesar del nuevo escenario que propició primero la revolución bolivariana, y luego las múltiples revoluciones democráticas anti neoliberales que se suceden en nuestro continente. El “clamor popular” que generó entre amplias capas de la población española el desubicado grito del rey borbón en la cumbre “iberoamericana” de Chile de 2007 fue una muestra de su vigencia . Se trata de un fenómeno análogo al carcelero que después que su preso se liberó de sus cadenas, pretende seguir sometiendo su voluntad y marcar su rumbo.